viernes, 23 de octubre de 2009

Los granos de trigo...


Los granos de trigo...

Resulta sorprendente desconocer el origen de un juego milenario como el ajedrez. La Historia nos presenta diferentes leyendas acerca de su nacimiento, como la que narramos a continuación:

Hace mucho tiempo, quince siglos atrás, reinaba en la India un rey cruel y muy avaro. En sus sótanos había tesoros inmensos, en montones. Tenía centenares de sirvientes, que cumplían inmediata y dócilmente todos sus deseos.

"Traigan fruta y vino"
"Sí, mi amo"

En sus hermosas fuentes, día y noche, murmuraba el agua transparente, donde se veían preciosos pavos reales paseando por sus jardines y bellísimas bailarinas deleitaban al rajá con su arte.

Pero él  ya no quería nada, ni siquiera se alegraba por nada, hasta tal grado llegó su aburrimiento que se encerró en su habitación.

"¡Dejadme en paz! Os lo ordeno"

El rajá era omnipotente, pero en este caso no podía hacer nada. Sus súbditos eran cada vez más pobres, y su vida se llenaba de privaciones y humillación.

"Queremos comer, majestad"

Y sucedió que un hermoso día, entró en el palacio un extraño hombre a entregarle en donación un juego nunca visto y misterioso.

"Alteza, acepte este presente de este humilde siervo. Le llamo ajedrez"

Se hizo el silencio y comenzó a enseñarle al rey las reglas del juego y comentándole la importancia y valor de cada pieza. Tuvo que explicarle larga y pacientemente que el objetivo principal de cada jugador es tomar por prisionero al jefe enemigo y defender a su propio rey, ya que la muerte del rey ¡significa la pérdida de la partida!

"Eso se llama ¡jaque mate al rey!"

Claro que esto fue lo que comprendió mejor...
El regalo era verdaderamente real, y por eso se sintió generoso y quiso premiar inmediatamente a su huésped, pero el anciano no aceptó este regalo y dijo al gobernante

"Aprenda antes a jugar bien, entonces podrá apreciar el valor del ajedrez debidamente"



Entonces ya no sería vergonzoso para el sabio aceptar cualquier regalo. Ese fue el trato.

Desde aquel día el rajá olvidó todo por el ajedrez. Ya no le atraían ni ricos manjares ni finísimos vinos, ni bellas bailarinas. De día y de noche estaba sentado ante el tablero, tratando de percibir toda la sabiduría y fineza del ajedrez. Cada hora, cada minuto, el juego se adueñaba con mayor fuerza de él, las casillas blancas y negras le atraían y encantaban. Hasta se volvió un hombre más bondadoso.


Finalmente llegó el día en que al rajá le pareció que había aprendido todo e hizo llamar al viejo sabio para recompensarlo según sus méritos.

"Haced llamar al buen hombre"

Estaba dispuesto a cumplir cualquier deseo del hombre que le había ahuyentado el aburrimiento.



"¡Oh, gran hombre! Deseo recompensarte por haber llenado mi vida de felicidad. Quiere oro, piedras preciosas, algún deseo más..."



Pero el sabio por muy raro que parezca solamente dijo:
"¡Oh, gran rajá! Dame tantos granos de trigo como caben en las sesenta y cuatro casillas del tablero, de tal manera que se ponga un grano en la primera casilla, dos granos para la segunda, cuatro para la tercera, ocho para la cuarta y así sucesivamente, siempre el doble de los granos que haya en la casilla anterior, hasta la casilla sesenta y cuatro. Este será para mí un regalo inapreciable."


El monarca quedó asombrado. ¡Era tan modesta esta petición!

"Es tonto -pensó- no pide más que dos o tres sacos de trigo por este tesoro que es el ajedrez"



Hay que tener en cuenta que el rajá había sido muy avaro.

Los servidores trajeron un saco de trigo y comenzaron a colocar granos en las casillas según las indicaciones del sabio. Pronto hizo falta un nuevo saco, y otro y otro... Tras vaciar el Palacio, comprendieron que en toda la India no alcanzaría el trigo para cumplir el deseo del astuto anciano.

Pasaron muchos años y los hombres han aprendido a calcular cuantos granos de trigo se necesitaban para llenar el tablero de ajedrez. Exactamente:

18.446.744.073.709.551.615

Con esta cantidad de granos se podría cubrir ¡toda la Tierra con una capa de 5 centímetros de espesor! En la antigüedad hasta todos los países en su conjunto no podrían recoger tanto trigo.

Así apareció en el mundo el ajedrez, tal y como narra esta linda y sabia leyenda.



Preguntas de comprensión

1. ¿Qué significa la palabra avaro?

2. ¿Qué es un rajá?

3. Encuentra en el texto todas las palabras sinónimas de rey.

4. ¿Qué significa omnipotente?


 5. ¿Dónde se supone que nació el ajedrez?

6. ¿Qué problema tenía el rey?

7. ¿Por qué el sabio rechazó cualquier regalo?

8. ¿Qué hizo el rajá después de que se fuera el sabio?

9. Escribe el nombre de, al menos, cinco piedras preciosas.


10. ¿Qué pide el sabio de recompensa?

11. ¿Por qué le parece tonto el sabio al rey?

12. Calcula cuantos granos habría en la casilla número 6.

13. ¿Pudo el rajá darle el regalo que le pidió el sabio?

14. Escribe en letra el número de granos de trigo que pidió el sabio.


El texto de la narración y la mayoría de las preguntas referidas al mismo han sido tomados del libro Ajedrez. Primer grado, publicado por la Editorial JRedition.

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